Cognición, emoción y conducta.

 COGNICIÓN, EMOCIÓN Y CONDUCTA.


Las emociones se caracterizan por su gran versatilidad: aparecen y desaparecen con gran rapidez; su polaridad: son positivas y negativas; y por su complejidad: son procesos en los que están implicados factores fisiológicos, cognitivos, conductuales y de conciencia (Rosenzweig y Leiman, 1994).

Las emociones son respuestas, reacciones que todos los mamíferos experimentamos, dependen de varios sistemas cerebrales, los cuales están identificados. Esta reacción o respuesta emocional, se suscita ante determinados estímulos, que de acuerdo a nuestro desarrollo evolutivo y cerebral (homo sapiens sapiens), pueden ser estímulos internos, o bien, común a otros mamíferos, estímulos externos.


Las emociones básicas son alegría, tristeza, miedo, ira. Estas emociones, como mencionamos anteriormente, se desencadenan o gatillan ante estímulos específicos, pero también de acuerdo al modelado y la historia del individuo, pueden activarse con estímulos idiosincráticos, condicionados, aprendidos a lo largo de su historia evolutiva, ontogenia.

Se pueden apreciar tres aspectos diferentes de las emociones:


- Emoción como sentimiento subjetivo privado: Placer o Dolor.

- Emoción como manifestación o expresión de respuestas somáticas y autónomas específicas (estado de activación fisiológica).

- Emoción como respuesta de supervivencia (defenderse o atacar) en una situación de amenaza, a la vez que un sistema de comunicación social. Este aspecto es relevante en la óptica de Darwin.

En otras palabras, se puede entender por emoción una experiencia multidimensional con al menos tres sistemas de respuesta: cognitivo/subjetivo; conductual/expresivo y fisiológico/adaptativo. Estos aspectos coinciden con la propuesta del modelo tridimensional de Lang (1968) sobre las emociones. Además, cada una de estas dimensiones puede adquirir especial relevancia en una emoción en concreto, en una persona en particular, o ante una situación determinada. En muchas ocasiones, las diferencias entre los distintos modelos teóricos de la emoción se deben únicamente al papel que otorgan a cada una de las dimensiones mencionadas (Chóliz, 2005).

La cognición se define como la acción y efecto de conocer. La palabra proviene del latín cognitio que a su vez se compone de las partículas con, que significa 'junto' o 'todo', y gnōscō gnōscere, que significa 'saber' o 'tener noción'.

Así, la cognición es una facultad propia del ser vivo que le permite registrar e interpretar la información que recibe a través de la experiencia, la percepción y la subjetividad.

El proceso de cognición implica el uso de habilidades mentales como la atención, la memoria, los sentimientos, el razonamiento, la capacidad para resolver problemas, la toma de decisiones y, finalmente, el aprendizaje.

El uso del término cognición es muy recurrente en disciplinas como la psicología, la neurología, la sociología, la filosofía, la antropología y las ciencias de la información. Este último implica que hoy se teoriza sobre la posibilidad de llevar procesos cognitivos por entidades no humanas.

Por otro lado, se ha de considerar que en las emociones están implicadas conductas, estados corporales de activación o desactivación fisiológica y cogniciones, por lo que las combinaciones de estos elementos hacen que las emociones sean subjetivas y, como consecuencia, diferentes ante un mismo estímulo o contexto y en distintos individuos. Esto nos lleva al controvertido tema de la clasificación de las emociones básicas. Como se comenta más arriba, la única clasificación que parece ser aceptada por todos los autores es la dimensión agrado-desagrado, sin embargo, la categorización de emociones básicas no está tan clara. Plutchik (1980) propone ocho emociones básicas agrupadas en cuatro pares opuestos: 1) Alegría versus Tristeza, 2) Aprobación versus Disgusto, 3) Cólera versus Miedo y 4) Sorpresa versus Anticipación. Propone, además, que el resto de emociones se derivarían de combinaciones de algunas de este abanico básico. Por su parte, Izard (1992) propone como emociones básicas: el placer, el interés, la sorpresa, la tristeza, la ira, el miedo, el asco y el desprecio. 

En general, quienes defienden la existencia de emociones básicas asumen que se trata de procesos relacionados con la adaptación y la evolución, que tienen un sustrato neural innato, universal y un estado afectivo y cognitivo asociado único (Chóliz, 2005).


Conocer cómo funciona nuestro cerebro, los sistemas subyacentes a las emociones, toma de decisiones, procesos cognitivos superiores, nos permiten avanzar en el camino de la regulación emocional, aplicar estos conocimientos y aplicarlos en diferentes áreas como la educación, el aprendizaje, los vínculos sociales. Esto es la neurociencia cognitiva aplicada, utilizar el conocimiento del cerebro y realizar operaciones concretas utilizables por todos. De nada sirve hablar del cerebro y conocer las partes, sino se brindan herramientas para modificar y solucionar problemas. La terapia neurocognitiva, justamente provee esos métodos y técnicas, que son para desarrollar más extensamente en otro tipo de presentación.


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https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-48082009000200008


Actividad de tema...

https://es.educaplay.com/recursos-educativos/9320937-cognicion_emocion_y_conducta.html


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